[img. lámpara Tatú, A.Ricard, 1972]
En la creatividad hallamos ambas cosas: evasión y sublimación. El ingente esfuerzo de concentración que se necesita para para desenvolverse con soltura en ese espacio mental en que las ideas fraguan, exige que nos distanciemos de nuestra fatal realidad, rebasándola hasta situar nuestra mente a un nivel virtual. Una órbita en la que nos distanciemos de nuestra fatal realidad, rebasándola hasta situar nuestra mente a un nivel virtual. Una órbita en la que la dimensión de nuestra propia vida, con todo lo que pueda tener de desesperado, se olvida o relativiza ante la obra que estamos creando. Con nuestra sola capacidad imaginativa, logramos alejarnos de la realidad existente y elevarnos hasta unos niveles en que ésta ya no nos acosa. Libres del sometimiento a lo conocido, inmersos en los torbellinos imaginativos que pide y permite la actividad creadora, el mundo se aleja de nosotros y nuestras angustias existenciales pierden su tremendismo. Los valores son otros. La creatividad no es sólo una forma de evasión. Al igual que en la procreación, al crear damos vida a un ente que hasta entonces no existía. Esa obra creada encierra una idea, un concepto abstracto, que será imperecedero a partir de entonces, pervivirá más allá de quien lo haya creado; deviene un viático que puede explicar el significado de la existencia. A través de aquella obra el porqué de una vida se explica. cada obra deja una huella de tránsito fugaz de alguien. Una obra que, por muy humilde que sea, se integra en el tejido mismo del universo; un tejido entramado de infinitas aportaciones humanas que han hecho posible el advenimiento del Hombre. A través de la creatividad se supera a sí mismo. En los momentos de éxtasis creativo puede, por fin, mirar cara a cara a su destino y asumirlo. cuando creamos somos como dioses. Quizá la creatividad sea así la respuesta al porqué de la vida. Sólo por ejercerla valía la pena haber vivido. Esa es su grandeza.
André Ricart, Elogio a la creatividad, en La Aventura Creativa (Ed. Ariel, 2000)