[...] Queridos colegas:
Me gustaría hacer un postrero recuento de las ideas expuestas anteriormente. Creo que las sugerencias presentadas en esta asamblea (olvidando las propias) merecen la debida atención. Puede haber algo valioso entre ellas porque:
Una idea produce otra; un diseño da lugar a una nueva idea.
La armonía es en un objeto una fuente de placer; su carencia no lo es.
La responsabilidad del diseñador crece a medida que aumenta la producción y se acelera el ritmo de trabajo.
Tras una gama de diseños siempre subyace un método. Si no se conoce el método para elaborar un buen diseño hay que crearlo. Si no existe la máquina adecuada, hay que fabricarla. El progreso no conoce excepciones a este respecto.
La máquina en tanto que herramienta ha obsequiado al diseño con un nuevo y estimulante código formal.
Deberíamos de ceder el trabajo físico a la máquina e incentivar nuestra inversión espiritual en el trabajo.
El deber profesional del diseñador es crear orden, comodidad y armonía.
El diseñador que trabaja con el mayor grado de independencia es un puente entre el cnsumidor y el productor.
El buen diseño internacional se ha inspirado muy a menudo en temas nacionales.
Para el diseñador el estudio es tan importante como el laboratorio para una empresa farmacéutica.
El diseño industrial y la arquitectura son, quizá, de entre todas las artes, las que ejercen una mayor influencia en la sociedad.
Del mismo modo que un médico debe preservar la vida, un diseñador debe defender cualquier forma de progreso.
La autocomplacencia en el propio talento es para el diseñador una enfermedad lenta y destructiva.
El trabajo en equipo es la solución para las tareas del diseño cuya variedad aumenta constantemente.
El primer objetivo del diseñador es el diseño.
Es preciso reconocer las propias limitaciones; sólo aparece un Leonardo cada mil años.
Una armoniosa «comunidad de objetos» contribuirá a la armonía de la comunidad humana.
El diseño puede ser el embajador del entendimiento internacional. Lo que puede hacer el diseño por los objetos, también lo puede hacer por la gente y por sus relaciones mutuas.
La belleza y la armonía conquistan los corazones.
Ilmari Tapiovaara, en: La profesión del diseño industrial. Consejo Internacional de Asociaciones de Diseñadores Industriales CIADI. Venecia, Septiembre de 1961
[Imagen: Ilmari Tapiovaara demonstrating the stacking of Domus chair, 1947]